Anoche, platicando un poco sobre karma y enseñanza budista, que me ayudó a comprender en la práctica cómo funcionaba la astrología, surgió el tema de la Luna como hábitos y repetición de patrones.
Los nodos lunares del karma, que a grandes rasgos representan el pasado y el futuro del alma; de dónde viene y hacia dónde va; lo que le parece familiar y lo que le parece destierro, un reto; o también, lo que se repite por costumbre y lo que representa romper el patrón, la posición en automático, y en pocas palabras, crecer o manifestar nuestro potencial, están regidos por la Luna.
La Luna, que representa el alimento emocional, el pasado, las raíces, la familia, lo cálido, el hogar, la madre y también los hábitos, termina dando la dirección a nuestra existencia.
Se entiende por hábito aquello que repetimos una y otra vez y se graba en algún espacio en nuestro ser, para que surja incluso de manera inconsciente, cada vez que se activa el mecanismo para echarlo a andar.
Lo anterior tiene una estrecha relación con el inconsciente, claro, en el Tarot, la carta de la Luna representa el inconsciente y la sombra, lo que ignoramos y reprimimos según Jung, que es necesario traerlo a la luz. Es decir, hacer conscientes nuestros hábitos, para precisamente romperlos y avanzar hacia nuestro nodo norte.
Toda esa tarea se dice fácil pero representa un enorme reto para nuestra sensación de calidez, hogar y pertenencia. Por algo la vida nos parece un constante reto. «¿Romper un hábito? ¡Jamás! Más vale malo conocido que bueno por conocer», ¿lo has escuchado?
Debo hacer diferencia entre el conocimiento intelectual, que recogemos a lo largo de los años gracias a la recopilación de nuestro Mercurio (información); y el conocimiento del hábito, que se sustenta por la disciplina y la constancia. Como sabemos, podemos generar cualquier tipo de hábito, es decir, cualquier tipo de karma. Patrones inconscientes- la mayoría de las veces-, que generan una acción. Acción-reacción, causa-efecto (consecuencia), eso es karma, la rueda del Samsara; sin importar si la sensación nos es incómoda o no, eso, pienso, es un tema que tiene que ver con la sombra (Lilith), y también hay una relación muy estrecha con Quirón.
¿Por qué un hábito se vuelve inconsciente y no consciente? Bueno, acá tendría que ver con el tema de vivir de manera consciente, presente, ser conscientes de nuestras decisiones y realidad; a final de cuentas, los monjes budistas dedican vidas enteras al autodescubrimiento, ¿hay alguna diferencia en el viaje que inicia una persona común y corriente y el que mantiene un monje? Sí, claro, las técnicas que utiliza, pero esto también es otro tema; aunque el deseo es el mismo, la búsqueda de paz.
Quizá no seamos conscientes de las consecuencias de nuestros actos, que formarán hábitos y terminarán formando un trazado que llamamos destino, y en astrología se resume como «nodos del karma». Pero también hay algo que surgió durante la plática, sobre que la contemplación es la única manera para comprendernos. Se me escapa quién lo dijo, pero al parecer, también tenía relación con la enseñanza budista. Observar, comprender. Observar, comprender. ¿No sabemos qué estamos observando? La astrología es buena herramienta para una lectura en tercera persona, dar dos pasos hacia atrás y observar lo que tenemos enfrente. Y de nuevo, Observar y comprender. Sólo así encontramos tranquilidad, cuando comprendemos lo que nos molesta, por lo menos en mi caso, así sucede.
Durante la plática me cruzó una idea por la cabeza. Es simpático resumir lo que significa vivir. Nacemos, manifestamos algo así como «dones», habilidades que se nos facilitan y que mantenemos porque nos genera placer, algo familiar, una especie de premio interno, calorcito, amor, aunque no sabemos de dónde vienen. Crecemos y acumulamos información y echamos a andar nuestra mente, tratando de encontrar significado y sentido a aquello que creemos que es vida (energía Sagitario a mil), quizá entendamos algunas cosas, quizá otras nos parezcan inalcanzables pero morimos. Se nos borra el casete y nacemos de nuevo. Con los mismos dones o facilidades- que en realidad son hábitos de otras vidas-, y de nuevo adquirimos conocimientos de Mercurio, filosofías de vida y si no cambiamos, creamos o rompemos hábitos, el camino de vida o el trazado entre vidas sigue siendo el mismo, que en otras palabras, se llama rueda del Samsara. Repetir sin poder salir de este mundo.
¿Ahora vemos la importancia de los nodos del karma, de comprender nuestra Luna y crear hábitos que ayuden a nuestro crecimiento y desarrollo?
No es casualidad que los orientales den tanta importancia a generar cierto tipo de hábitos. Los hábitos son algo así como las pistas o la herramienta que utiliza el ser para no perderse en la rueda del Samsara y encontrar de nuevo y con facilidad, el aprendizaje que desarrolló en otras vidas; para poder salir de aquí o, que es lo mismo, encontrar paz.
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