Nodo sur en Cáncer

Esta reflexión es patrocinada por la temporada de eclipses y por mis nodos natales en Cáncer-Capricornio.

Hace un par de días platicaba con una chica sobre el significado de la energía Cáncer en el nodo sur de nuestra carta, porque ella también tiene los nodos con esa configuración.

El nodo sur es algo así como una segunda personalidad que tenemos. Aunque me gustaría pensar que todo el tiempo estamos buscando ponernos a prueba con la energía del nodo norte, la verdad es que no es así. Nos mantenemos en un ir y venir entre una energía y la otra porque, ¿de qué otra manera podríamos integrarla si no es entrando y saliendo de casa para medir nuestra capacidad de sostenernos con pie propio y sin ayuda?

Cáncer representa el alimento emocional, la figura materna o la que nos crió y nos dio cobijo y seguridad. Es el hogar, las raíces, la familia, la casa, el pasado, los recuerdos, el árbol genealógico, donde nos sentimos pertenecer, lo que nos respalda, el consuelo, el útero. Y lo rige la Luna, claro, que es energía femenina, pasiva, de agua, cambiante y lista para recibir, recoger, como vasija. Es intuición y también tiene que ver con los sueños.

Pero lo más importante, considero, de toda la plática, fue nuestra eterna búsqueda del amor, de la figura de mamá, del hogar, de la seguridad y de las pláticas con nuestros psicólogos, tratando de sanar ese recuerdo de la infancia que no pudimos asimilar y que de alguna manera, lo interpretamos como el impedimento de recibir el amor como lo necesitábamos.

Cada carta es única, por lo tanto, cada necesidad emocional también lo es. Pero todos tenemos necesidad de amor (no importa dónde tengamos los nodos porque Luna tenemos todos), nacimos de una madre y ese primer alimento representó la manera en que recibimos el mundo. Ese primer contacto nos enseñó a amarnos a nosotros mismos, por lo tanto, amar al mundo y al resto de personas.

Cómo nos consolamos, tiene que ver con cómo nos consolaron la primera vez. Cómo nos cuidaron, nos escucharon, nos atendieron, nos acogieron.

Es de lógica -e irónicamente, no tan fácil-, llegar a la conclusión sobre que el mundo lo «comemos» como nos enseñaron a comer.

El papel de la madre es más importante de lo que imaginamos. Tal vez has escuchado aquello que Freud decía sobre el bebé y la madre; que el bebé no entiende diferencia entre uno y otro y considera que es él mismo. Si mamá no está, ¿en dónde está él? ¡En peligro! Él podría morir sin la protección de su madre. Si quieres leer un poco más sobre esto, da clic aquí y acá).

Y es que, desde nuestro punto de vista, moldeado por la sociedad, creemos que la figura materna es la que nos tendría que brindar amor incondicional y protección, pero ¿qué sucede cuando no existe dicha figura o no es precisamente lo que necesitamos? No me refiero a que la madre no haga lo mejor que esté en sus manos o dé todo de sí; me refiero a que la perspectiva del bebé es subjetiva y con características que no dependen de sus progenitores y/o criadores.

Esta configuración nodal nos obliga a revisar este concepto y todo lo que implica, pues no toda madre es mujer, femenina, incondicional o incluso, está presente. Madre se vuelve todo aquello de donde nos nutrimos, donde, metafóricamente hablando, tomamos pecho.

Cortar con el cordón umbilical, implica más que irse de casa, trabajar y comprarse uno mismo todo lo necesario para subsistir. Implica más que cortar comunicación con la figura materna, o aceptar que nunca existió una. Para una persona con nodo norte en Capricornio el gran reto de su vida es madurar, sabiendo que su madre no existe fuera de sí misma. Es decir, madre no es alguien más, es uno mismo.

Nacimos de una mujer, que nos alimentó y nos ayudó a sobrevivir el tiempo necesario. Quizá físicamente las necesidades estuvieron cubiertas, pero es emocionalmente donde radica la clave para la maduración. Se parece a descubrir que el amor no viene de alguien más, no viene del exterior sino de uno mismo.

Nuestras emociones no dependen del exterior, dependen de nosotros mismos.

Nuestra pertenencia no depende de un pasado, sino de nuestra toma de conciencia al momento de romper con hábitos limitantes y dañinos. Es allí el lugar donde pertenecemos, el que creamos con nuestro discernimiento y deseo de sanar.

Nuestra maduración supone una sensación de destierro, pérdida, y algunas veces ruptura de corazón, como cualquier niño al que dejan en la escuela, sin mamá, papá, ni sus juguetes.

La maduración y el corte del cordón umbilical es más profundo que sólo vivir etapas. Es mirar hacia atrás, agradecer porque se nos ayudó a mantenernos en pie, allí donde estamos, pero comprender que nosotros somos el inicio y el final, somos la madre que necesitamos, el consuelo, el cuidado, la nutrición, el amor, la palabra cariñosa y sabia; que ninguna persona, objeto, lugar o situación podría dárnoslo porque sólo nosotros sabemos qué características son las necesarias para crecer fuertes y sanos, y en consecuencia, madurar.

Esto último representa el nodo norte en Capricornio.

Publicado por Arte

Mujer multifacética que escribe sobre astrología en astralarte.com Informa sobre el clima astral, e interpreta y analiza cartas astrales.

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