Venus rige a Tauro y a Libra, pero se expresa distinto en un signo y otro. ¿Cómo podría expresarse distinto y ser al mismo tiempo el referente de belleza? ¿Cuál de los dos signos es más bello?

Venus expresándose en Tauro y la frescura de lo natural, la consistencia y lo que nos cabe en las manos y en la boca; como una fruta.
El encanto en la armonía, la elegancia de las medidas y esa sensación de tocar lo justo y necesario para seguir preservando la belleza, sucede en Libra.
@eslabestiaria
La belleza taurina se puede tocar, oler, saborear, oír -es física y de tierra-, por lo tanto, disfrutar de ella dependerá de cuánto la mantengamos físicamente con nosotros: hacemos propio lo que nos gusta, lo que nos genera placer. Poseemos lo bello y lo mantenemos en un mismo sitio para permanecer en un estado de éxtasis continuo.
Se parece mucho a la felicidad. Y mientras poseamos esa belleza, tendremos la tranquilidad de que seremos felices en un futuro, cuando así lo requiramos.
Tomemos como ejemplo a la mujer, que, después de todo, no es raro que culturalmente se terminara cosificando. Venus representa el principio femenino, que por mucho tiempo se describía como una mujer, independiente de preferencias sexuales, rol social, tendencia por gustos o simplemente, qué tanta energía femenina expresaba (rol pasivo, quien recibe y transforma la energía del rol activo -hombre, Marte-).
Descripciones como, la mujer fresca, jugosa, exquisita, fragante, de piel aterciopelada y en la flor de su juventud, cuando «más bella es». Como si de una fruta o flor se tratara. Comerla hasta terminar con ella. Poseerla y dominarla, marcarla como propia y que nadie más pueda disfrutar de lo que me brinda a mí, tener el mejor de los placeres mientras su belleza se pueda expresar, porque su piel y sus carnes se marchitarán después de un tiempo, y no me brindará el mismo gozo y satisfacción de cuando su juventud llena de vida recorría mis sentidos (este párrafo tiene que ver con la sombra de Tauro y la de Venus en Tauro).
Incluso a las manzanas marchitas las dejamos de lado en el frutero, porque les ha llegado Saturno, el tiempo, la sequedad y el desabrimiento.
De allí la lucha contra el tiempo, para mantener la belleza que algunas personas identifican como algo físico e, irónicamente, a pesar de que Tauro es un signo fijo, momentánea.

La belleza expresada a través de Libra es lo que da forma y figura a las percepciones. Es la armonía y el equilibrio que podríamos percibir en cualquier momento, pero es imposible poseerla a menos que permanezcamos en ella.
En relación a ella, relacionándonos con ella.
Es un ir y venir entre ser vista, escuchada o sentida y responder como espejos a ella.
Es el hechizo de tranquilidad que emite una situación bella: mirar un paisaje, admirar una pintura, responder a una plática en donde uno mismo puede incluirse en la burbuja de armonía, reconocerse también como belleza.
Sin embargo, por lo general, para reconocernos como belleza necesitamos la ayuda de un espejo. Un otro que nos ayude a recrear la tranquilidad y placer de un espacio donde no hay sufrimiento, porque nos sentimos acompañados. Se parece a la felicidad, y también al amor.
Para mantener el trato con ese espejo -que podría no ser una persona, sino una cosa o una situación-, nos ayudamos de Saturno: formalizamos una relación porque quisiéramos alargar por mucho tiempo el placer y satisfacción de descubrirnos bellos. Cómo cambiamos al interactuar con la belleza, y al mismo tiempo, nuestro alrededor. ¿Qué más necesitaríamos si el amor es simplemente, una coloración de mi mundo? Para Tauro sería su florecimiento.
Al igual que el ejemplo que di con Tauro, también a la mujer se le atribuye culturalmente el buen trato, amable, educado y siempre tomando en cuenta al otro. En baja vibración, dependiente de la presencia de la pareja. No por nada es la construcción de roles sociales y de género según energías arquetípicas.
El truco del espejo es no pensar nunca que su reflejo existe porque uno existe. Que si nos movemos de él, el reflejo desaparece. Cuando Saturno ya ha entrado en escena y la belleza de Libra se ha esfumado, el lazo que permanece tiene que ver con el deber, la responsabilidad y la reputación. Y también con los periodos en que hará frío y la obstinación que nos ayudará a sobrevivir hasta la primavera (Capricornio).
En ambos casos, en la belleza de Tauro y la de Libra, llega con el tiempo, Saturno.

En la mitología, Saturno se enfrenta a su padre Urano, a quien corta los genitales y los arroja al mar. Del mar y por los genitales se produce una espuma de la que nace Venus. Saturno representa el orden, el tiempo y espacio, Urano el caos, los asuntos fortuitos y la creatividad de la que nace lo inimaginable. De la lucha entre ambos nació una tensión que termina siendo placentera y bella, algo que en ningún momento y por ninguna circunstancia se creyó posible. Bastante preciado, deseado, adorado, requerido y cuidado.
El papel de Urano aquí es la posibilidad de cortar con el hechizo de Venus. Cortar con el producto de la tensión entre padre e hijo -Venus-, y en mi opinión, esa sería la explicación más afín a lo que Venus significa, un mantenernos en equilibrio sobre una cuerda para no espantar el gozo, mantener el suspiro que nos llena los pulmones para no romper el hechizo, mantenernos en un espacio de tregua y paz para no caer de nuevo en el caos y lucha que hay afuera.
Muy parecido al amor y la felicidad. En Venus y el amor puedes leer más sobre el tema.
Un comentario en “Venus y la belleza de Tauro y Libra”